viernes, 5 de febrero de 2010

El Hechicero de mi pueblo

El Hechicero del Pueblo

La Presencia de creencias y supersticiones en torno a entierros, resguardos, rituales con tabaco y sahumerio, Hechizos o bilongos e inclusive hacer la suerte con huesos o cartas, forman parte de ese conjunto de manifestaciones a la que clasificaremos con el nombre de mágico- religioso.
Tendencia que tuvo gran aceptación en las zonas o pueblitos rurales, donde la falta de sistemas educativos y de salud eran escasos y en la gran mayoría de estos pueblos nulas; eran tan escasos y tan deplorables , que los ciudadanos se sometían a terribles sufrimientos . Es en estos casos donde va a aparecer la figura del hechicero, brujo o santero.
Durante los años de 1920 a 1990 surgieron en el distrito de David grandes figuras de esta corriente religiosa, como lo fueron: El sargento Quiel, Don Ureña, Don Aníbal Canto, Don Beto, entre otros.
Este arte no es nada fácil, es un ritual donde la persona practica un pacto con el Diablo, pacto que a corto o largo plazo, el pactante debe cumplir hasta el final de su último aliento.
Por mucho tiempo en mi comunidad surgió un personaje respetado por su inclinación a las artes ocultas, al servicio de los más necesitados que día a día acudían a el, en busca de brebajes para controlar diferentes maleficios o problemas de salud.
Para otros fue un viejecito, soez, grosero y retestón. En fin este ilustre personaje nació el 16 de julio de 1910, hijo de Gertrudis Navarro y Fidelina Vargas, era el más joven de los cinco hermanos. Joven humildes que estudio hasta el tercer año en la escuela la Central en dos turnos mañana y tarde, dedicado a la pesca artesanal llego a ser uno de las personalidades más respetado del corregimiento y de la provincia. Inicio sus prácticas de ciencias ocultas con su maestro Don. Aníbal Canto, suplantándolo más tarde debido a su deceso. Su vida estuvo sumergida en momentos buenos y malos, algunas beses estaba de mal humor, provocando con esto algunos malos tratos de el hacia su clientela, pero lo más extraño era que entre más enojado estaba e insultara más lo visitaban debido al don de percibir el aura negativo o positivo de la persona así la persona estuviera en el porche de su casa. Adivinaba el destino del cliente y sus males, tan sólo con tocar la palma de las manos del cliente o incluso viéndolo en el humo del tabaco. Para muchas personas que lo visitaba era un personaje misterioso, porque contaba con gran número de libros de magia negra y blanca guardados en su baúl donde guardaba también una gran cantidad de efectivo, al igual que un gran número de tarros de diferentes colores debajo de su cama el cual utilizaba para componer sus pócimas.
Este extraño personaje lo llamaban Beto, pero su nombre era Filiberto Navarro, en vida era un ciudadano que le gustaba los tamboritos, por lo cuál guardaba uno en el jorón de su casa y cuyos dichos eran: Cuidado que te encuentra un sapo encalzonado o eso esta joyón. Diariamente era visitado de diferentes puntos de la república e incluso de Costa Rica y de República Dominicana, que venían en busca de respuesta para su mal, ya sea en lo referente al amor, fortuna o enfermedad.
Muere en marzo del 2008 a la edad de 98 años, muere uno de los más grandes hechicero que tierra alguna pudo tener, sus últimos días fueron algo deprimente, al ver a este ilustre personaje que se asemejaba a un fuerte y misterioso árbol de guayacán, ir poco a poco sumergiéndose en la depresión de ir perdiendo su sentido de audición, de desplazamiento y por último afectado por las enfermedades.

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